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De las coletas y moños de colores no queda nada. Samantha Quenedit creció. La modelo y bailarina hoy tiene 21 años y aunque recuerda con cariño su participación en programas de talento infantil, ahora es una jovencita que arranca suspiros con sus sensuales fotos en Instagram.

La primera vez que se animó a subir un retrato en bikini tuvo dudas. Muchos la “encasillaron” en la imagen de la nena de cachitos que bailaba en la tele y fue difícil dejarla ir. “Era cambiar radicalmente. Lo pensé mucho, pregunté a mis padres: ¿será que me atrevo?… Todo lo que comparto siempre está dentro del arte. Nunca nada que sea vulgar”, aclara.

Aunque para su padre, el bailarín cubano, Alejandro Quenedit, no ha sido sencillo verla crecer y llevar un novio a casa, poco a poco se ha ido acostumbrando.

“Siempre me he ganado su confianza y he sido responsable con las actividades que realizo”, confiesa Samy, como la llaman de cariño.

Actualmente, estudia Comunicación Social en la universidad, es modelo de varias marcas y abrió una sucursal de la academia de danza que sus padres tienen en Tumbaco.

Hace poco, también se compró su primer auto y, -aunque todavía lo está pagando- fue de sus primeros pasos hacia la independencia. El próximo es tener su propio departamento. “Espero que sea pronto y no es porque no quiera a mis papis, pero es algo que debo hacer”, describe.

El plan nada tiene que ver con mudarse con su pareja, con quien lleva tres años. “Quiero vivir sola, lo que sí me tocará es aprender a cocinar para no morir de hambre. Me encanta comer”, bromea.

Fuentes: El Extra , EcuaFarándula.