Augusto Calazacón es el custodio del saber cultural y medicina tsáchila

El chamán, Augusto Calazacón, se ha dedicado a estudiar las plantas medicinales de la Nacionalidad Tsáchila, desde hace 55 años.

En los bosques de su comuna Chigüilpe, en Santo Domingo, ha encontrado 373 plantas con propiedades curativas. Y ha viajado a la Costa y a la Sierra para conocer otro tipo de vegetación y reunirse con los curanderos y chamanes para intercambiar sus conocimientos.

En total, ha investigado 1 113 plantas ecuatorianas. La última fue la del achiote, que es sagrada para la etnia. Viajó en el 2018, junto al investigador David Terero, a República Dominicana, donde hicieron pruebas y descubrieron que tiene propiedades antivirales, vitaminas y que al combinarlas con otras semillas y raíces puede aliviar los síntomas de ovarios poliquísticos.

Manuel Calazacón, hermano de Augusto, cuenta que en esta pandemia el chamán ha preparado varios remedios naturales contra el estrés del confinamiento y para levantar las defensas del sistema inmune de sus pacientes.

“Mi hermano tiene la teoría de que muchas enfermedades provienen del estado de ánimo de las personas”, señala.

Augusto practica lo que predica. Casi siempre está sonriendo, comenta su hijo Alexander. Él aprende de su padre los conocimientos medicinales. Desde que tenía 6 años caminaba con su progenitor por el bosque tsáchila.

En esos recorridos, Augusto le contaba cómo se preparó para ser chamán.

Su padre, Liborio Calazacón, y su madre, María Aguavil, lo hacían memorizar las propiedades de las plantas desde que tenía 3 años. A los 7 ya calentaba las piedras volcánicas en un hoyo bajo la tierra, para hacer los baños de cajón.

A los 11 veía a su padre hacer ceremonias, y desde entonces empezó a participar en ellas; primero fue como ayudante y luego las dirigió. Tenía 20 años.

Tras la muerte de su padre, Liborio, asumió el liderazgo de los chamanes de Chigüilpe.

Manuel Calazacón afirma que su hermano tiene el título de poné o verdadero chamán. Es decir, está alejado del esoterismo y solo trabaja con plantas medicinales y las energías que le proporciona la naturaleza. “Hay falsos chamanes que deshonran nuestra cosmovisión, que es servir al enfermo”.

Nancy Calazacón, vecina de Augusto, afirma que el chamán ha curado gratuitamente a sus hijos. “Siempre que necesitamos nos atiende con una sonrisa y nosotros le llevamos algún regalito cuando no hay plata”.

Fuente: El Comercio, EcuaFarándula

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